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Comisaría de la Mujer: 30 años de lucha contra la violencia

El propósito de las Comisarías es recibir a víctimas de violencia física y sexual cometida, para brindarles un servicio más humanizado y acogedor.

Elza Fiúza, Agencia Brasil

São Paulo, (Agência Brasil) Camila Boehm – Colaboró Ana Cristina Campos, desde Brasília.- “Él solía hacer cosas para ponerme miedo, llevaba machete, me daba patadas, puñetazos. Tenía un hacha también, con el que quería golpearme en la cabeza”, dice Cassia (nombre ficticio), de 37 años, sobre la última agresión protagonizada por su exmarido, con quien se casó a los 17. Él es diez años mayor y esa era la excusa para que Cassia recibiera “lecciones”, como amenazas de muerte con una pistola a la cabeza.

La violencia física comenzó apenas dos meses después de la boda. “Me quedé porque él me pidió perdón, estábamos recién casados, él estaba llorando y dijo que no se repetiría jamás”, cuenta. Después de la primera agresión, vinieron muchas otras, justificadas por los celos. Ella creía que era una forma de protección por parte de su marido.

El último episodio de violencia ocurrió el día del cumpleaños de Cassia, en 2012. Ella nunca había buscado una comisaría para denunciar, pero, ese día, su vecina de 12 años escuchó los gritos y llamó a la policía. Cassia cuenta que, llevada a una comisaría común, cuando dijo que tenía miedo, el comisario minimizó el problema: “Le dije que yo tenía mucho miedo a mi marido, que tenía miedo a que él me matara. El comisario dijo ‘te matará de todos modos, arrestado o fuera de la cárcel’ “.

Las quejas de las mujeres acerca de la atención recibida en las comisarías ordinarias, en las que generalmente eran escuchadas por hombres, motivaron la creación de la primera Comisaría de Defensa de la Mujer, hace 30 años, en São Paulo. Michel Temer, actual vicepresidente de la República y secretario de Seguridad Pública del estado en aquel entonces, cuenta que recibió un grupo de mujeres que criticaba el servicio de las comisarías comunes. “Cuando se quejaban de la agresión de un compañero o de violencia sexual, recibían tratamiento inadecuado, del tipo ‘tal vez es tu culpa'”, recuerda Temer.

Fue a partir de esta situación que la Secretaría de Seguridad Pública decidió crear la comisaría especializada en el centro de la capital del estado. La idea, explica Temer, era contar con “una comisaria, algunas escribientes y muchas investigadoras para atender a las mujeres agredidas en sus derechos más básicos”.

El propósito de las Comisarías de Defensa de la Mujer era recibir a víctimas de violencia física y sexual cometida por extraños, para brindarles un servicio más humanizado y acogedor. El equipo de trabajo, sin embargo, fue sorprendido por otra demanda: víctimas agredidas por sus propios compañeros, como el caso de Cassia.

Pionera

Rosmary Corrêa, primera comisaria especial para mujeres, cuenta que esa fue la primera política pública dirigida a mujeres víctimas de violencia en Brasil. “La idea era ofrecer un espacio diferenciado para ellas, con la presencia de otras mujeres, para que se sintieran más cómodas hablando de este tema”, recuerda. Hoy en día, hay nueve comisarías de la mujer en la capital y 130 en todo el estado de São Paulo.

Desde la creación de la comisaría, el gobierno empezó a ver la violencia que sufren las mujeres, tanto agresiones físicas como discriminaciones y ofensas. Para dar a ellas atención integral, se creó un sector de asistencia social dentro de la propia comisaría especializada y un refugio para quien no podía regresar a su hogar por temor a ser asesinada por el marido. “Todo comenzó a aparecer después de que se mostró la realidad que muchas mujeres vivían en casa”, afirma Rosmary.

Rosmary considera que uno de los logros de la comisaría fue mostrar que la violencia doméstica no era normal y que había posibilidad de denunciarla. “Teníamos que mostrar al agresor que agredir a su esposa, aunque fuera su esposa, era un crimen y sería tratado como crimen”, dice.

Gislaine Doraide Ribeiro Pato, que también fue comisaria de la mujer en São Paulo y ahora trabaja en la coordinación de todas las comisarías, señala que, en aquel momento, la violencia doméstica era invisible, ocurría a puerta cerrada y no había ninguna abertura o incentivo para que surgieran las denuncias. “Fue la primera política pública llevada a cabo en favor de las mujeres. Fue un gran avance, un hito, una acción que brilló”, dijo.

Ella explica que, aún hoy, varios factores impiden que las mujeres denuncien al compañero agresor. Hay el miedo a que la familia desapruebe en caso de divorcio y a perder la custodia de los hijos. También existe la fragilidad emocional y la dependencia financiera, además de situaciones de amenaza. “Estos son factores que aún prevalecen para que la mujer no logre deshacerse de esos grilletes y romper con todo lo que le hace seguir siendo víctima”, analiza.

La tradición de la familia fue el principal obstáculo en el caso de Cassia. “Mi padre no quería que yo me divorciara, por lo que tuve que quedarme”, recuerda. Ella cuenta que, en los episodios de violencia, el marido llamaba a la familia de ella para una charla y decía que la compañera había hecho “cosas malas” y por lo tanto había sido agredida. “Mi padre me ponía la culpa siempre y le daba la razón”, dice.

Solo a los 34 años, después de 17 años de matrimonio, ella logró liberarse del ciclo de violencia que vivía. “No podía ver una solución. Empecé a sentir ganas de hacer algo, porque un mes antes dos mujeres habían muerto debido a agresión y lloré mucho. Lo recuerdo porque pensé: ‘mis hijos estarán en la televisión, hablando de mí, quién cuidará de ellos? El padre estará en la cárcel y yo muerta’”, recuerda Cassia.

Con la ayuda de un amigo y de un abogado, consiguió que su exmarido saliera de la casa. Una medida judicial, que rige hasta hoy, obliga al excompañero a tener por lo menos 500 metros de distancia de ella y de la casa donde vive con los tres hijos.

Desafíos

El vicepresidente Michel Temer cree que hubo grandes avances en esa lucha en los últimos 30 años. Él cita como ejemplos la llamada Ley Maria da Penha (2006), que crea mecanismos para impedir y prevenir la violencia doméstica, y la Casa de la Mujer Brasileña, que reúne en un mismo espacio servicios de apoyo a las mujeres víctimas de violencia, como policía, juzgado, Defensoría Pública y apoyo psicosocial.

Temer reconoce, sin embargo, que todavía hay retos para cambiar la situación de la violencia contra las mujeres. “Hay debilidades? Por supuesto que hay. Pero ellas son combatidas con mucha más rapidez de lo que eran hace 30 o 40 años. Es una constante evolución.”

Comisaria de la mujer desde 1994, Gislaine destaca los desafíos que hay que afrontar. “Tenemos que apoyar y tratar de fortalecer a estas mujeres que están vulnerables. Creo que hay muy buenas leyes, como la Ley Maria da Penha, disposición constitucional de que todos son iguales, pero en la práctica todavía tenemos que hacer concreta esa igualdad y estamos avanzando hacia eso”, dice.

Según la coordinadora del Núcleo de Promoción y Defensa de los Derechos de la Mujer en la Defensoría Pública de São Paulo, Ana Paula Lewin, la Ley Maria da Penha, que cumplirá 9 años el viernes (7), ya es una realidad. “Es una ley que hoy día tiene aplicabilidad. Todavía enfrentamos muchos obstáculos, tenemos un montón de dificultades, la atención aún no es la mejor, pero no se puede dejar de reconocer que se trata de un instrumento que realmente funciona y que incluso anima a las mujeres a buscar ayuda”, dijo.

Ana Paula cree que las medidas de protección urgentes, establecidas por la ley, son herramientas importantes para hacer frente a la violencia doméstica inmediata. Las medidas incluyen protección policial, remisión al hospital y acompañamiento para retirar objetos personales de la casa que la mujer compartía con su compañero. “No hay siquiera que discutir si la mujer va a tomar medidas más adelante, si el proceso penal continuará, pero es una medida para terminar de inmediato el ciclo de violencia y para que la mujer pueda librarse de la violencia”, dijo.

Estadística

Cada dos horas, una brasileña es asesinada en situación violenta. Una de cada cinco mujeres dicen haber sufrido algún tipo de agresión por parte de un hombre. Los datos son parte del dossier Violencia contra las Mujeres, plataforma multimedia en línea lanzada el miércoles (5) por el Instituto Patrícia Galvão.

En la ciudad de São Paulo, donde Cassia sufrió agresión, los registros de violencia contra mujeres aumentaron un 10,4% en junio de este año respecto al mismo mes del año pasado, con 1.779 informes policiales. En el estado de São Paulo, el número cayó un 8% en el mismo período. Fueron 10.585 registros en junio de 2014 y 9.742 en junio de 2015.

En la capital, las denuncias más importantes, en junio de este año, se refieren a casos de amenaza (759 registros) y lesión corporal intencional (716). Ya en el estado, hubo 4.614 denuncias de amenaza y 3.752 de lesión. Juntos, los dos crímenes son responsables del 83% de los informes en la capital. En el estado, esa proporción es aún mayor y alcanza el 85,9%.

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